jueves, 9 de septiembre de 2010

Vodka de Vainilla.



Hay días en los que odio mi cerebro, porque no para, está siempre pensando, no puedo frenarlo, quiero sacarme algo de la cabeza y no puedo, siempre vuelve a lo mismo, aunque me haga trizas el corazón, a mi puta razón no le interesa.
Hoy, es uno de esos días.
Y si che, no es que estoy bajoneada ni nada por el estilo (lo preferiría), si no que estoy pensando y cuestionándome ciertas cosas que preferiría no cuestionar ni analizar ni nada que se le parezca.
No sé, va si sé, o no? Quizás. Tengo un revuelto terrible, ideas colapsan unas con las otras y yo, en el medio, intentando captar una lo suficientemente completa o coherente para plasmarla en palabras. Misión imposible en mi estado actual.
Si hay un "estado" en el que detesto estar es en este, en el de pleno pensamiento, donde nada ni nadie se mete. Mi mente es un lugar peligroso, al que no conviene entrar solo.
Razón, callate un poco que no me dejás escuchar al corazón! Peero no creo que pase, no ahora, no hoy, porque tengo una mente inquieta y corazón tímido.

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